Materia Sufriente

Museum of Ceramics, Havana, Cuba. 2003

 

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SPECIALIZED CRITIC

Exposición personal “ Materia Sufriente”.

Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea Cubana.

Castillo de la Real Fuerza. La Habana. Cuba. 2003.

Lo más emocionante del trabajo que presenta Osmany Betancourt, es su posibilidad de sumergirnos en ese mundo que se encuentra situado tras las apariencias. Luego – de manera inseparable a tal sensación- aparece el sorprendente oficio, la capacidad inventiva, una audacia materializada en sorprendentes composiciones, asi como el ejercicio plástico que tiene, en uso de valores extremos y el logro del equilibrio (eficaz sin dejar de ser precario) singulares opciones de proyección.

MATERIA SUFRIENTE titulo general que califica este conjunto de obras realizado durante el pasado año y parte del 2003, para concretarse en siete obras mayores: Consuma su límite, Deleite, El Sabor de lo Oscuro, Espejo, Ofrenda, Trono, Sin titulo. Aquí el barro seleccionado como elemento fundamental, hace valer su omnímoda presencia al someterse dócil- luego de convulsas rebeldías - a manos que saben extraer de el mucho de su gran capacidad expresiva, pues seguramente, por tratarse de algo de procedencia natural, se presta a una manipulación que – después de resolver la superpie – cubre el resultado de tales agresiones, con cubiertas extendidas por medio de esmaltes, engobes y pigmentos, para asumir la apariencia de viscerales orígenes.

Resulta estimulante en gran medida, que Betancourt, pasado cierto tiempo (en verdad corto) con respecto a LA EPIFANIA DE LO TERRIBLE, continúe elaborando ambiciosas estructuras que prolongan la eficacia de series como METAMORFOSIS y COMILONES. Es como quien ara la tierra para obtener cada vez mayor profundidad, y continúa desbrozando la ya rota virginidad de los asuntos.

Pero lo verdaderamente conmovedor, es encontrar siempre un ángulo nuevo, el punto de vista inédito; ver como la relación entre, seres humanos y animales, los nexos entre ellos y los objetos cotidianos, se hacen cada vez mas agresivos: trabajar sobre las posibilidades comunicativas de lo grotesco, es algo que constituye verdadera constante en un quehacer capaz de incidir hasta en lo escatológico. También y no menos significativo, es enfrentarse a la presencia de nuevos temas, al hecho de que el artista nos traiga frutos de nueva cosecha, que se explotan en el carácter inorgánico del envoltorio y la vasija para descubrirnos – precisamente – todo lo contrario, los matices orgánicos, que entran entonces a acentuar la ambigüedad de las medias palabras, del embozamiento, y de las cosas entrevistas en el camino de zaherir las muchas limitaciones, frenos y represiones que experimenta el ser humano e un mundo que, tras milenio de civilización debe encontrar en la revuelta del instinto, su vía de escape hacia la identidad.

Asistimos, pues, al despliegue de MATERIA SUFRIENTE, como  quien es lanzado al centro de una representación dramática con tensiones sin cuenta. De uno a otro volumen, de un resquicio al siguiente bulto o excrecencia, la tremenda garra de estas piezas, atrapan al espectador y no lo sueltan hasta que se produce la perseguida anagnórisis del héroe trágico (el mismo Betancourt), quien se lanza de cabeza al cieno del muladar, y regresa con el autentico resplandor de esa perla barroca – su obra – generada por la sobrecogedora personalidad de quien es el increíble y arrasador interprete del drama humano, escrito a partir de la atronadora sonoridad de una sinfonía desarrollada en tono mayor.

Alejandro G. Alonso.

 

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